jueves, 27 de agosto de 2020

                                       









                                            La Esquina del Encuentro by Luis Maria Savasta on artnet


La esquina


La esquina trae siempre una sorpresa

recelosa es ella, cuando quiere muestra y cuando se le da la gana esconde.

Hay que tenerle miedo a las esquinas, porque cuando ocultan, ocultan en serio.

Puede sorprender, entregar lo inesperado a su vuelta

puro acontecimiento, 

en el momento menos esperado 

consternación

Puaf! aparece lo que uno no quiere ver

Me toma descuidada porque con su doble cara  nunca se hace ver del  todo.


Nadie sabe lo que puede haber a la vuelta de una esquina.

juego de escondidas, lo inquietante espera a la vuelta de la esquina. 


Hay que estar preparado, no hay que confiar en ellasengañosas, traicioneras las esquinas.



Hay una esquina en la que confío,

sé bien que no me asaltara, que no vendrá con engaños.

Es porque la conozco, porque la habitó cada día,

es esquina ya sabida, 

que ya no es punto ciego sino que punto de encuentro.

Nosotros todos, hemos hecho de esa esquina nuestro lugar,

ahí nos reunimos, ahí somos todos.


Las esquinas hay que conocerlas, ocuparlas,

solo así bajan la guardia, porque son ellas las que desconfían, 

de los que siempre quieren ir de a uno, 

de los individuos solos que las utilizan para acechar a otros,

de los que piensan solo en sí mismos.


Pero cuando somos grupo, la esquina descansa,

ya no tiene que cuidar su otra cara, ya no está tan a la defensiva,

Ya no está tan escindida

Abre sus brazos para contener nuestra alegrías, rabias y penas, 

 no tiene nada que ocultar, porque de un lado y del otro nos vemos todos.

¡Ahí están! ¡En la esquina!

Intersección de un 

punto que nos hace común.


La esquina escucha conversaciones sin destino,

se habla de lo más importante y nimio en cada esquina


 La libertad más grande la he sentido en la esquina

lugar de cruces, lugar de nadie y de todosquizá por eso hay que saber vivirlas 

aprovecharlas  para construir nuestra libertad, intercambios sin miedo

transmisiones de saberes cotidianos

 tejidos comunes fuera de los encierro propios, 

al margen de los centros,

en cada  esquina.

Octubre 2015










Crear, posición de apertura, potencialidad interna casi omnipotente...pero lúcida, consciente del otro, de la imposibilidad. Gracias a esa conciencia es que se nos permite entrar, estar en el estado creativo, saber de todos los saberes concentrados en uno, todo ser vivo tiene ese saber de todos los saberes, se posibilita, aparece a través del estado creativo...desde allí, es posible hablar de todo, todo está en uno, la historia, la memoria, las imposibilidades y posibilidades de la humanidad entera, todos los países, todos los paisajes, los primeros tiempos y los últimos, los infinitos particulares, todo eso acontece minuto a minuto en un presentepasadofuturoactual.

Desde esta dimensión, “posición”, estado, encuentro con este orificio de vida, donde brotan todas las cosas, donde emerge la vida y es información matricial del mundo entero registrado en una gota de agua, un ser humano, una interioridad que es pura exterioridad. Toda la historia, toda la memoria, todas las palabras pueden ser dichas, pensadas, movidas, relacionadas con otra cosa, que siempre va a dar lo mismo: el punto 0, donde está toda la luz y toda la sombra del universo.

Tan solo tomando un pedazo de vida, de cuerpo, de célula, de palabra, de hoja verde.


Trinidad Quinteros, 23  octubre 2015

...luego de escuchar por radio al poeta Raúl Zurita.



miércoles, 8 de abril de 2020



Bicho culiao

Estoy chata, quiero que pase, que nos deje tranquilaoes. El contagio, el estrés, los resguardos. Que transitan entre el miedo y el cuidado, la seriedad que amerita, y la ridiculez y exageración, que como siempre, no terminan protegiendo sino al contrario. A lo más, y en el mejor de los casos, haciendo reír. 

Ya no me separo de mi pañito, acompañado como un siamés, de su difusor con cloro y agua. Por donde piso y paso voy roseando y limpiando, con una obsesividad que desconocía en mí.

Un sostén de mascarilla, y luego una servilleta de mascarilla…que poca tapa, pero que da seguridad. Todo sirve y nada sirve, un señor va en bicicleta con la mitad de un bidón plástico en la cabeza, una señora compra agitada en el supermercado con bolsas plásticas enteras metidas en cabeza y rostro, no sé cómo respira. 

Mientras, veo por la calle a un abuelo de 80 años, con una baguete en la mano paseando bien derecho y sin nada más que su humanidad vestida. Se creerá invisible así para el virus, pienso.

Todos los placebos son posibles y sirven, para la angustia hipocondriaca, la angustia de contaminación, la angustia de muerte.

Uf, espero que pase, que se vaya. 

Bicho culiao.




Trinidad Quinteros Cruz
abril 2020.





jueves, 2 de abril de 2020






El día y la noche

Lo que tenemos por estos días donde no hay mucha garantía ni referencia, es el día y la noche. Como en los orígenes, el día y la noche marcan un ritmo, avisan del paso del tiempo. Tiempo que a ratos se agranda y se empequeñece, se densifica como si fueran dos años en un mes, o a veces, ya pasó una semana y no nos dimos cuenta. 

“2005? ¿Y estamos en el 2020? 2020! ¿Y el 2010 no fue hace poco?, ¿2017? ¿Y cómo llegamos al 2020?”. ¿Lunes o martes?, ¿marzo o abril?

Marzo 2020, ya pasó. 

Entramos a abril y la única garantía, es que el día y la noche van transcurriendo. Para no entrar en el bumerang del tiempo sin tiempo, me sostengo y organizo con el día y la noche. Espero el amanecer y el atardecer, y me afirma el tiempo de media mañana cuando, a veces, entra el sol. Y, como todo tiempo regresivo, el ocaso me pone más sensible. 

He comenzado a hacer el esfuerzo por despertar temprano, para que el tiempo no se deslocalice, para agarrarlo en su inicio. Mis biorritmos están con el día y la noche como todo cuerpo humano, y como se ha organizado toda civilización. 

El tiempo marca una continuidad y discontinuidad, lo que se prende y apaga, lo que se pierde y se gana. En este aparecer y desaparecer del día y la noche, se crea algo maravilloso, que es poder representarnos las cosas, estar y no estar. Representarnos a nosotros mismo/as, más allá de que las cosas aparezcas o desaparezcan. Lo que acarrea la posibilidad de desear un futuro, y recordar un pasado, tener una memoria.

Despertar para ver el amanecer es fascinante, respirar el amanecer. Y la suerte total, es cuando escucho el cantar de los pájaros combinado con el silencio de la cuidad.


Trinidad Quinteros Cruz
abril 2020.



lunes, 23 de marzo de 2020





Vivan los viejo/as!!!


Al frente de mi casa hay un centro de adultos mayores, todos los días van; a hacer gimnasia, divertirse y conversar. La onda de los viejos y viejas madrileños me ha envuelto alegremente desde mi llegada. Se los ve en el paradero conversando siempre, intercambiando cualquier motivo con otra u otro, que quizá no conocen, pero que reconocen como un par, un colega. Se los ve también, a las 10:00 am en el bar por el vermú, y a las 13:00 hrs. de vuelta al bar por un aperitivo y tapa, una caña o copa de vino acompaña de un poco de comida. Y se les ve tipo 18:00 hrs. saliendo arreglados y pinteados a alguna plaza o banca a tomar el sol.

También, he tenido la fortuna, quizá porque la infancia acá es un bien escaso, de recibir enérgicos elogios cuando a veces me los he topado con mis hijas pequeñas, nos llenan de alabanzas y alhas! Piropeando lo hermosas y preciosas que son las criaturas. 

Mis vecinos de abajo, de arriba, del frente y del fondo, son humanidades que pasaron hace un tiempo los 75 años. 

Vivan los viejo/as!! Viva Pedro, que ya pasó los 80 y viene todos los inicios de mes a cobrar nuestro alquiler de terno y corbata, y bien perfumado. Viva Rosa, del piso o departamento de en frente, que a sus 90 años, mantiene el jardín más colorido de los balcones interiores. Este oasis (que yo no tengo) puedo mirarlo desde mi ventana, y sus colores y vida botánica, me han hecho el día estos días. También, viva Lupe y su marido, vecinos de abajo que nos han aguantado gritos y música. Y juegos de niñas que corren y saltan inquietas, y que de remate, hacen una y otra vez la posición invertida pegándole a la pared que retumba abajo. 
(Viva también nosotros, que aspiramos el humo del cigarro de este vecino dos o tres veces al día directo a nuestras narices). 
Vivan ellos de nuevo porque cada vez que se ha volado una ropa o caído un lápiz, nos abren su puerta para entregarnos todo lo que han juntado. 
Por último, viva mi vecina de arriba, que me despierta todas las mañanas cuando comienza a correr muebles y limpiar, y que con 79 años, me energiza cuando la escucho hablar por teléfono y dice: “¡Cómo estás cariño! ¡No pasa nada, guapa! Que de esta salimos”. 


Trinidad Quinteros Cruz
Marzo 2020







sábado, 21 de marzo de 2020




Posibilidad de Jugar 

Lo bueno es que mis hijas pueden jugar, hoy decidieron salir. Se ducharon, eligieron su mejor tenida, se vistieron y arreglaron, y echándose mochilas y bolsos al hombro, se fueron. 

Muy concentradas se vinieron a despedir, estuvieron en “un parque”, “una playa”, y por último, fueron a “escalar una montaña”. El living o salón se transformó por dos horas en calles, plazas y medios de transportes. Viajaron, caminaron y recorrieron todos los lugares que quisieron. 

Volvieron cansadas.

Que suerte la de mis hijas. 




                          Trinidad Quinteros Cruz
21 marzo 2020






martes, 17 de marzo de 2020




Los aplausos

Ayer y hoy, y creo que seguirá siendo así. Cuando anochece, salimos a las ventanas y balcones a dar aplausos. Una palma con otra genera un ritmo que sube la energía, de hecho, el aplauso como gesto, es una acción para enaltecer o celebrar. Celebramos y agradecemos el ejercicio de los funcionarios de salud, paramédicos, médicos, enfermera/os, y tantos más que hacen su labor. Agradecemos también a auxiliares de aseo, quienes trabajan recogiendo nuestra basura y sanitizando edificios y calles. Mientras sostenemos desde adentro, nuestras casas, ellas y ellos están sosteniendo desde afuera, la estructura de la ciudad. 

Aplausos que resuenan en todas partes a la misma hora, momento de conexión social. Un modo de salir a la calle, de estar en contacto. Ya que mientras no nos vemos o toquemos, nos podemos sentir a través del espacio sonoro, vincularnos y saludar a través de la vibración del aplauso, un lenguaje para comunicar que no estamos solos, que estamos todo/as junta/os, una poderosa fuerza social.

Trinidad Quinteros Cruz
16 Marzo 2020





lunes, 16 de marzo de 2020



Un pedacito de sol

Todos los días entre las 11:30 y hasta las 13:00 hrs. llega el sol a nuestro balcón. En ese momento, agradezco un pedacito de cielo, y que por estos días, además, ha sido azul. Agradezco también tener un balcón (que mide medio metro de ancho) pero que hay muchas personas que no lo tienen. 
Esta posibilidad, de poder salir a una terraza, de tener un espacio hacia el afuera, la agradecemos mil porque es salir al exterior. 
El tema de los afuera y adentro en estos días es crucial, los límites del interior y exterior, las fronteras. De los cuerpos y entre los cuerpos, de qué está adentro o afuera. Y de cómo nos encontramos o no, con otros cuerpos. Puros sistemas vivos conviviendo. 
Por estos días, tener un pedacito de sol es un inmenso regalo. 
Para los egipcios el sol, Ra, representaba germinación, calor y luz. El dios sumerio del sol, Utu,  era al mismo tiempo dios de la justiciaEn Grecia, el dios del sol era Helios, quien 
cada día, conducía un carro por el cielo hasta el océano, para volver por Gea, la tierra. Y para los Incas, Inti, el dios más importante. Padre Sol y su esposa mama Quilla, la Luna, envían a la tierra al Inca. 
Sol: luz, justicia, vida, creación, energía divina. 
Así, a la hora del sol, todas y todos salimos a la terraza, a jugar, cocer, leer, o simplemente, echarse en una silla de comedor, como si fuese una cómoda silla de playa. Para en esa hora, que el sol da a nuestra cara y cuerpo, absorber estos valiosos rayos divinos. 

Trinidad Quinteros Cruz
Domingo 16 marzo 2020
Madrid, España.


viernes, 13 de marzo de 2020

Un Virus que corona la nueva conciencia


“Los chinos… ¿qué pasó? _ No …un virus, parece que un chino comió un animal y muto un virus muy peligroso...que está matando gente”. Así comienza el rumor, mientras vivo, acomodo e intento comenzar a disfrutar una estadía de estudios y experiencia en Madrid. 

Pobres…pensaba. Días más tarde, mi cuñada desde la región de Lombardía me llama, “es que está la escoba, suspendieron clases, muchos contagios, llego el corona virus”. “Joder” pienso, en mi nueva y útil expresión madrileña que sirve para tanto y ahorra tanto lenguaje. Pues…pobres, allá, en Italia. Me llama mi mamá preocupada por lo que está pasando “Siii le contesto, pero Carola y Gian están bien”. Pensando, como siempre en mí y en nuestra familia…

En Madrid estaba atenta como muchas colegas y compañeras, al 8M, eso estaba ocupando la energía y la agenda. Llegaba el día en que todas las mujeres del planeta nos congregamos y unimos por un solo y necesario objetivo en común, el poder y su repartición, igual y justa. Mientras, titulares seguían comentando la lamentable situación en China y ahora en la bella Italia, vacía y cerrada producto de la situación sanitaria.

Lunes 09 marzo, 18:00 hrs. España. Desde el ministerio de salud anuncian Urgencia Sanitaria: suspensión de clases en todas las escuelas y universidades, suspensión de todos los actos masivos, cierres de vuelos e indicación a la población de no salir de sus casas por 15 días. Y quizá, sea más.

Acá estoy y desde acá escribo, luego de pasar días duros emocionalmente, todo, de repente, se vuelca hacia una misma, ¿Tengo mocos?, “me duele un poco la garganta”, “estoy contagiada”, “me voy a contagiar”, “…y no voy a tener cama porque está colapsado el sistema de salud”, “me voy a morir”. Última frase y sentencia, la más angustiante e impensable, y/o lo más pandémico (como la OMS decretó hace dos días la situación), “nos vamos a morir todos”.

De estas fantasías de catástrofe y muerte, comienzo a la vez a conectar con la vida, estoy muy viva!, “no pasa nada”. Y es esa actitud la que en definitiva nos hace vivir a diario, estar conectados con la vida y negar, de alguna manera, que siempre se puede acabar, y que se acabará! 
Tengo tres hijas preciosas que estoy sosteniendo hace dos (recién) días en un cotidiano en casa. Que están llenas de vida, de juegos, de fantasías, de entusiasmo, y que alimentan el espacio decontruyendo estas ideas que la mente, desde el miedo, el individualismo y el ego, ponen como primer foco.

Las sostengo afortunadamente con otro, un masculino, que aporta desde su paternidad, y desde tantos lugares, como el alma y sujeta/os que cada uno y una somos. Cada quién inventa ahora maneras para sostener la vida: jugar, leer, arreglar un computador, cocinar, cocina de nuevo, limpiar. Aburrirse, reclamar, desesperarse, respirar, pintar, arreglarse, reparar y cocer ropa pendiente, escribir.

Como digo, llevo recién dos días, de 15 que quizá se alarguen…pero puedo comenzar a recibir y percibir cierta información. Gracias a mi conexión con la meditación y el estar presente, y de un trabajo que comencé hace algunos años con la danza y el yoga, y ahora, desde la educación somática, prácticas todas, que invitan a conectar con la presencia autentica y el cuerpo aquí y ahora. Puedo comenzar a mirar otro foco, algo más amplio y liberador. Y no será coincidencia, que mi pareja hace algún tiempo también, por su lado y propia búsqueda, entró a la meditación. Está ahora, haciendo un curso para instruirse, y esto hace que la meditación y el estado meditativo esté muy presente en casa.

“Nueva conciencia”, esta información me ha llegado profundamente, no podemos seguir desde el individualismo. No es por mí, es por todas y todos. No estoy en casa por 15 días cubriéndome del bicho, yo y mi familia para no infectarnos, es decir también, pero por sobre todo, porque hay otras y otros que la pueden pasar más mal, porque hay una población más vulnerable que yo, que necesita de la sanidad pública antes. Y porque podría estar infectada asintomática e infectar a otro/as. No es por mí, es por todas y todos.

Si no hacemos este giro urgente, habrá más violencia y muerte, más destrucción. Sacar todo de un supermercado porque tienes el foco sólo puesto en tú sobrevivencia y en la de los tuyos, no vale nada, es puro individualismo y angustia. Es ahora, que el trascendente nos pone e impone un cambio definitivo. Conciencia del colectivo, conciencia del ambiente y la tierra. Se trata entonces de una integración individual entre mente, cuerpo y espíritu, pero se trata por sobre todo, y en su dimensión más política si se quiere, de concientizar que estamos infinitamente conectados unos con otres, y que no puedo pensar en mí, si no pienso en los demás.

Parece chiste repetido, cuantas veces desde la biblia, el tao, o desde el corazón del espíritu socialista, hemos escuchado esto. 

¿Pero, crees que has hecho esto? ¿Crees que lo practicas realmente? 

¿Somos verdaderamente consientes de cómo y cuánto cuidamos nuestro medioambiente, el lugar donde vivimos? ¿Cuánta agua gastas en tu ducha diaria, cuanta comida desperdicias, cuánta plata mal gastas en cosas que no necesitas?, ¿Cuánto plástico acumulas y consumes?, (puedes agregar muchas más).
¿Cuánto tiempo perdemos mirando la imagen “altruista, estéticamente ideal, “ecofeministaconciente”, que proyecta Instagram pero que nunca logramos ser? Y que a ratos no da más, que para cerrar el teléfono cuando el cansancio aturde, y dormir para despertar en otro día más de individualismo?

¿Cómo vives el tiempo? ¿Cuántas veces al día te ríes?, ¿cuánto disfrutas de tu presente? ¿De lo que comes, lo que miras y tocas?, ¿Cuántos de tus actos diarios crees que benefician gratuitamente a otre que no lo espera?

Nueva Conciencia. 

Nueva economía, material y libidinal.

Estoy con la guata (o barriga acá) apretada, lo reconozco y acepto, no sé qué pasará, no sé qué días vendrán. Sólo sé que nunca, nunca lo sabemos, y que hemos vivido como si lo tuviésemos todo garantizado, como si no hay nada que cuidar, como si la vida es eterna y lo que tengo y acumulo también. Hemos vivido en el plano material y egótico, espantosamente egocéntrico. Salir de nuestro narcisismo y despertar no viene mal a propósito de este virus. No tenemos nada asegurado, las relaciones hay que cuidarlas, y el planeta también, ¿cuanto tiempo hemos mal gastado en violencia y hostilidad hacia los seres vivos con quién compartimos? 

No hay más tiempo que perder, relaciones amorosas, cuidar lo que eres, somos y donde habitamos, todos los sistemas son Uno/a…aunque vivimos y pensemos que nuestra subjetividad es única, sí, también! Pero nos equivocamos si pensamos que lo es todo. 

Voy sabiendo que esto que acontece, no me pasa a mí, o a un país, o a tres, es una crisis de todas y todos, es planetaria, y eso, en su mejor manera de pensarlo, es que no dejará a ni un ser humano fuera para recibir esta nueva conciencia.





Trinidad Quinteros Cruz
14 de marzo, Madrid, España.